Perfil Público de mariozetino
Mario Zetino
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Alguien hay a lo lejos que te nombra,
que edifica con hojas tu sonido,
y te trae del tiempo en que sucedes
y despierta la luz en que dormías.
Alguien es a lo lejos de los días
que te dice y parece que cantara,
que te dice y parece que no fuera
y parece que no dijera nada.
El silencio se puebla de tu nombre.
Una ciudad nocturna enciende lámparas.
De tu nombre las cosas surgen todas
y surge el sueño todo y las palabras.
Alguien te hace palabra y dice todo.
Todo deja de ser si alguien te calla.
Todo encuentra su muerte en tu silencio.
En tu ausencia completa todo es nada.
A lo lejos del tiempo que te envuelve
una voz te susurra y te desata.
Lleno de hojas y música es el viento.
Vuela otoño hasta lejos. Alguien canta.

Hoy que se marchen todas las hojas de este marzo
tal vez pueda decirte estas palabras ciegas.
Hoy, cuando partan todas las calles y las alas,
cuando tus alas partan y partas tú con ellas.
Este verano tuvo la luz de mil veranos
y tuvo los crepúsculos más largos de la tierra.
Y el nombre del verano fue el mismo nombre tuyo.
Y este verano tuvo tu claridad de estrella.
Hoy que se quemen todas las hojas de este marzo
y me quede en las manos la luz de sus hogueras,
te diré que ya nunca será igual el ocaso,
que nunca será el mismo verano sin tus huellas.
Me queda tu alegría de luz volando en risas
en jardines de tarde que han cerrado sus puertas.
La canción que escribimos para volver el tiempo
y el eco de tu abrazo diciendo adiós me quedan.
Diré que este verano duró lo suficiente
para incendiar los días del tiempo con luciérnagas.
Diré cuánto te quiero. Me coseré en el alma
cenizas que me extingan cuando ya no te quiera.
Hoy que ya vuelan todas las hojas de este marzo
va naciendo con lámparas la ciudad de tu ausencia.
Y hacia la tarde arrojo caballos de silencio
y lanzo al horizonte estas palabras ciegas.
NO PRECISAS.
Para sentir a Dios, solo basta amar,
para estar en ti, no tienes que buscar.
Yo soy parte de ti, sin tiempo ni lugar,
un lazo eterno que nada puede separar.
No necesitas olfato
para oler mis sentimientos,
ni tus labios en mi piel
para besar lo que siento.
No precisas de tus manos
ni del tacto acostumbrado,
para tocar mi alma entera
sin rozarme, tan siquiera.
Te escucho sin que pronuncies,
te abrazo sin que estés cerca,
te siento como el suspiro
que la distancia no quiebra.
No precisas voz alguna
para oírte en mi silencio,
ni tu sombra junto a mí
para hallarte en todo el tiempo.
Te escucho sin que pronuncies,
te abrazo sin que estés cerca,
te siento como el suspiro
que la distancia no quiebra.
Eres el faro en la tormenta,
la calma que siempre regresa.
Aunque el tiempo nos separe,
tu esencia nunca se dispersa.
Eres el eco que me guía,
la voz que me llena el alma.
En cada paso, en cada día,
eres paz, eres mi calma.
Enviado por yanlop
GASOLINA
- A ella le gusta la gasolina...
- Oye, ¿no puedes cantar algo más educativo?
- A ella le gusta la mezcla de hidrocarburos derivados de petróleo...
Antes de juzgar, ponte en su lugar. Donde la piedad humana se atora, la Misericordia Divina pasa comodamente, bendice, arropa, sana.
Manuel Martínez
Pablo Neruda
NO PRECISAS.
Para sentir a Dios, solo basta amar,
para estar en ti, no tienes que buscar.
Yo soy parte de ti, sin tiempo ni lugar,
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No necesitas olfato
para oler mis sentimientos,
ni tus labios en mi piel
para besar lo que siento.
No precisas de tus manos
ni del tacto acostumbrado,
para tocar mi alma entera
sin rozarme, tan siquiera.
Te escucho sin que pronuncies,
te abrazo sin que estés cerca,
te siento como el suspiro
que la distancia no quiebra.
No precisas voz alguna
para oírte en mi silencio,
ni tu sombra junto a mí
para hallarte en todo el tiempo.
Te escucho sin que pronuncies,
te abrazo sin que estés cerca,
te siento como el suspiro
que la distancia no quiebra.
Eres el faro en la tormenta,
la calma que siempre regresa.
Aunque el tiempo nos separe,
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Eres el eco que me guía,
la voz que me llena el alma.
En cada paso, en cada día,
eres paz, eres mi calma.
Enviado por yanlop
GASOLINA
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Antes de juzgar, ponte en su lugar. Donde la piedad humana se atora, la Misericordia Divina pasa comodamente, bendice, arropa, sana.
Manuel Martínez
Pablo Neruda