Perfil Público de danteverne
Dante Verne
Un poco sobre danteverne
Estadísticas
¿Cómo conseguir puntos?
Puedes obtener puntos y subir en nuestro ranking en función de estos criterios:
- 15 puntos por cuento subido
- 10 puntos por poema subido
- 8 puntos por chiste subido
- 5 puntos por frase subida
- 1 punto por cada seguidor
- 0.02 puntos por voto positivo recibido
- -0.02 puntos por voto negativo recibido
- 15 puntos por cuento subido
- 10 puntos por poema subido
- 8 puntos por chiste subido
- 5 puntos por frase subida
- 1 punto por cada seguidor
- 0.02 puntos por voto positivo recibido
- -0.02 puntos por voto negativo recibido
Puntos
Día 93.86
Puntos
Semana 124.34
Puntos
Mes 312.26
Puntos
Año 3
Seguidores
0
Seguidos

Aguardaba el indicio, el paisaje
invisible de un giro de argumento
que me hiciera perder el aislamiento
en las manos suicidas del lenguaje.
Aguardaba un despliegue, un ultraje,
una fórmula o signo de alzamiento,
alba atroz con su efímero instrumento
de legítima luz en su plumaje.
Aguardaba en un párrafo de vida
una esquela insurrecta que se riera
del payaso que llevo aquí conmigo.
Aguardaba el delirio de una huida,
sublevado adelante que se esmera
en llegar hasta ti pero contigo.

Cuando tus ojos se detienen en mi boca,
pura esgrima,
vibración extendida,
eléctrica carga
que en ese instante se refleja y radia
una lámina dulcísima, un destello,
una nube de deseo
en onda pura,
una certeza de relámpago
que desde el cielo de tus pupilas
me alumbra.
No todo es materia
y tus manos sin tocarme ya me tocan
desde tu orilla,
y una orden se revela
como una húmeda huella de vaho
en el espejo ardiente
de estos, nuestros abismos,
que entre sí se suturan,
bóveda de ensueño
donde no hay memoria.
De "El espejo insondable", disponible en Amazon

Si la única frontera reconocible fuera la piel
y a ráfagas insolentes tratara de hacerte saber que mi nombre
no es sino otra incertidumbre
cosida al rastro de un silencio tan noble
¿cómo no gritar?
¿cómo no inclinar la sangre hacia la hoja?
¿cómo no abrirse el pecho para dejar nacer ese río inaudible?
No quiero redención,
solo un naufragio seducido por tu mar.
No quiero un latido,
solo un corazón arrancado de su altar.

Antes de que anochezca
acércate a la alambrada
de mi corazón revestido de tormentas,
y hambrienta,
muerde, rompe, sesga,
el velo de mis ansias secretas,
de mis revelaciones en cascada,
donde nacen y mueren mis palabras,
y la luna tiene su parcela.
Y en el umbral de tus deseos
me detengo durante un instante
a tomar aire,
a releer tu cuerpo en contraste
con el tiempo
que me muerde y me devora,
en el tránsito de tenerte y tentarte
aquí y ahora.
Abrazo oceánico, líquido, lírico,
de mis manos en tu territorio,
en tu privada penumbra,
donde solo yo te veo y te siento
y me hundo en tu mundo,
en la luz azul de tu reflejo sediento,
que me busca en un reclamo húmedo,
hambriento de destellos,
de rojas orquídeas que delinean
y trenzan tu cuerpo desnudo
atándolo de tal manera
que ya solo quema
la plegaria que esconde
tu nombre cosido al mío,
la salvaje belleza
que me envuelve y me libera
y te penetra
beso a reto,
reto a beso,
ardiéndote, clavándote mi saeta,
de sublime poeta
que ha encontrado en ti su rumbo.
Descansaré en tus hojas,
en la raíz de tu árbol,
en tu pecho descubierto.
Y soñaré con auroras,
con el cielo abierto
de tus ojos,
con tu blanca sonrisa,
con tu sombra,
con tu piel pidiendo mi piel,
gimiendo y pidiendo audiencia
al rey de tus anhelos
que vive para ser amanecer rosa,
crepúsculo que deshoja
el atardecer de tus desvelos,
para desplegarme a todas horas
dentro,
muy dentro,
en tus sueños de diosa.
De "Erógena" disponible en Amazon

No puedo acallar la voz
de este instantáneo pájaro de fuego
que aparece en el cristal oscuro tan seductor
susurrando cien incendios con mis dedos,
ven.
Si en el espejo azul sediento
mi torpe piel de cordero se hace león,
garra cruel que inunde el cálido hueco forastero
te arrancará una sílaba a dentelladas del corazón,
ven.
Deja que me hunda en tu balcón,
que me exilie a diario entre tus besos
que rompa mis estrellas en pedazos de sol
que sea el color de tu sangre y de tus sueños,
ven, ven.
Tu vigilia será mi jaula ardiendo
tus gemidos espigas que caigan con mi hoz
cuando irrumpa con violencia en tus adentros
seré huérfano, seré padre, seré Dios,
ven, ven, ven.
Nudos desatados en el silencio,
moribundos entregados sin aliento y sin razón,
agua saciada de todo el tiempo herido, escurriendo,
que descanse al fin en un sueño reparador,
ven, ven.
Déjame que duerma en tu pecho,
que mis cenizas en este momento sean excepción,
que mis murmullos sean solo gesto nocturno de viento
que contengan una sola palabra de amor,
ven.

Insisto con la música oculta tras el brillo
de distantes palabras,
porque en el silencio,
hasta un susurro puede parecer un grito.
Esta constante impaciencia que a veces domino
y a veces me domina
alienta al orgullo
a matar la cobardía del insolente latido
que aún vive sin permiso
en un “todavía”,
porque aún sé decir te quiero
aunque abrace el aire de una mentira
o la sombra de un recuerdo.
No puede lastimarme ya el olvido
porque ha quedado lejos.
Ignoro la cortesía que no siente alegría
y me arrodillo ante el sueño
que teje en sí mismo
el camino de mi vida.
Se agota la saliva en la lengua
pero aguanta la idea en el seno
del papel que le vio nacer
como un nuevo día.
Sabe que aquí siempre tendrá un amigo
a pesar de las balas de silencio,
a pesar de la sangre engañada,
a pesar de las débiles manos
que arrancaron una rosa al desierto.
AGUARDABA
Aguardaba el indicio, el paisaje
invisible de un giro de argumento
que me hiciera perder el aislamiento
en las manos suicidas del lenguaje.
Aguardaba un despliegue, un ultraje,
una fórmula o signo de alzamiento,
alba atroz con su efímero instrumento
de legítima luz en su plumaje.
Aguardaba en un párrafo de vida
una esquela insurrecta que se riera
del payaso que llevo aquí conmigo.
Aguardaba el delirio de una huida,
sublevado adelante que se esmera
en llegar hasta ti pero contigo.
Enviado por danteverne
EN LA OFICINA
- Sí, González, ya sé que el sueldo no le alcanza para casarse..., pero créame, algún día me lo agradecerá...
si tus problemas no tienen solucion ps ya no le des más vuelta otros vendran.
Manuel Martínez
Mario Benedetti
AGUARDABA
Aguardaba el indicio, el paisaje
invisible de un giro de argumento
que me hiciera perder el aislamiento
en las manos suicidas del lenguaje.
Aguardaba un despliegue, un ultraje,
una fórmula o signo de alzamiento,
alba atroz con su efímero instrumento
de legítima luz en su plumaje.
Aguardaba en un párrafo de vida
una esquela insurrecta que se riera
del payaso que llevo aquí conmigo.
Aguardaba el delirio de una huida,
sublevado adelante que se esmera
en llegar hasta ti pero contigo.
Enviado por danteverne
EN LA OFICINA
- Sí, González, ya sé que el sueldo no le alcanza para casarse..., pero créame, algún día me lo agradecerá...
si tus problemas no tienen solucion ps ya no le des más vuelta otros vendran.
Manuel Martínez
Mario Benedetti