Perfil Público de jeamh2019
jeampier herrera fajardo
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El cortador de bambú y la princesa de la Luna
Una de las figuras mitológicas más conocidas de japón es la Kaguya-hime, sobre la cual existen numerosas leyendas. Entre ellas podemos observar cómo algunas de sus leyendas hacen referencia a algunos de los elementos geográficos más relevantes de la isla, como el monte Fuji. Una de ellas es la siguiente, que además incorpora referencias al porqué de la neblina que recubre dicho monte en realidad un volcán que aún manifiesta cierta actividad.
Según la leyenda hubo una vez una humilde pareja de ancianos que nunca había podido tener hijos pese a desearlo profundamente. Para vivir, la pareja dependía de la recolección de bambú y de su uso para elaborar diferentes artículos. Una noche, el anciano se internó en el bosque para cortar y recoger bambú, pero de repente se dio cuenta de que una de las muestras que había cortado brillaba a la luz de la Luna. Tras examinar el tallo, encontró dentro de él a una pequeña niña, de pocos centímetros de tamaño.
Dado que su mujer y él nunca habían podido tener hijos, el hombre la llevó a su hogar, donde la pareja le daría el nombre de Kaguya y decidiría criarla como a su hija. Además de ello, la rama de la cual había salido la niña empezó con el tiempo a generar oro y piedras preciosas, haciendo rica a la familia.
La niña fue creciendo con el paso del tiempo, convirtiéndose en una hermosa mujer. Su belleza sería tal que empezaría a tener numerosos pretendientes, pero ella se negó a casarse con ninguno. Las noticias sobre su belleza llegaron a oídos del emperador, quien intrigado solicitó que acudiera a su presencia, a lo que Kaguya-hime se negó. Ante la negativa el emperador acudiría en persona a visitarla, cayendo rápidamente enamorado de ella y pretendiendo llevarla con él a su castillo, a lo que la joven también se negaría. A partir de entonces el emperador seguiría manteniendo la comunicación con Kaguya-hime a través de numerosas cartas.
Un día, la joven habló con su padre adoptivo sobre el porqué de sus negativas, así como el motivo por el que cada noche pasaba las horas mirando al cielo: ella provenía de la Luna, su hogar, de la cual era princesa y a la cual estaba destinada a volver en poco tiempo. Angustiados, los padres se lo comunicaron al emperador, el cual envió guardias para intentar evitar que la mujer fuera devuelta a la Luna.
Pese a las medidas de seguridad, una noche de luna llena una nube descendió desde la Luna con intención de llevársela. Antes de partir de nuevo a su hogar natal, sin embargo, Kaguya-hime se despidió de sus padres y dejó atrás una carta de amor para el emperador, junto con una botella en la que le dejaba al segundo el elixir de la vida eterna. La carta y la botella le fueron entregados al emperador, quien decidió llevarlos a la montaña más alta y crear una hoguera. Allí, una vez salió la Luna, el emperador arrojó la carta y el elixir al fuego, generando un humo que ascendería hacia el lugar donde había partido su amada. Ese monte es el monte Fuji-yama, y aún hoy en día podemos ver en su cima el humo procedente de la hoguera del emperador.
Una de las figuras mitológicas más conocidas de japón es la Kaguya-hime, sobre la cual existen numerosas leyendas. Entre ellas podemos observar cómo algunas de sus leyendas hacen referencia a algunos de los elementos geográficos más relevantes de la isla, como el monte Fuji. Una de ellas es la siguiente, que además incorpora referencias al porqué de la neblina que recubre dicho monte en realidad un volcán que aún manifiesta cierta actividad.
Según la leyenda hubo una vez una humilde pareja de ancianos que nunca había podido tener hijos pese a desearlo profundamente. Para vivir, la pareja dependía de la recolección de bambú y de su uso para elaborar diferentes artículos. Una noche, el anciano se internó en el bosque para cortar y recoger bambú, pero de repente se dio cuenta de que una de las muestras que había cortado brillaba a la luz de la Luna. Tras examinar el tallo, encontró dentro de él a una pequeña niña, de pocos centímetros de tamaño.
Dado que su mujer y él nunca habían podido tener hijos, el hombre la llevó a su hogar, donde la pareja le daría el nombre de Kaguya y decidiría criarla como a su hija. Además de ello, la rama de la cual había salido la niña empezó con el tiempo a generar oro y piedras preciosas, haciendo rica a la familia.
La niña fue creciendo con el paso del tiempo, convirtiéndose en una hermosa mujer. Su belleza sería tal que empezaría a tener numerosos pretendientes, pero ella se negó a casarse con ninguno. Las noticias sobre su belleza llegaron a oídos del emperador, quien intrigado solicitó que acudiera a su presencia, a lo que Kaguya-hime se negó. Ante la negativa el emperador acudiría en persona a visitarla, cayendo rápidamente enamorado de ella y pretendiendo llevarla con él a su castillo, a lo que la joven también se negaría. A partir de entonces el emperador seguiría manteniendo la comunicación con Kaguya-hime a través de numerosas cartas.
Un día, la joven habló con su padre adoptivo sobre el porqué de sus negativas, así como el motivo por el que cada noche pasaba las horas mirando al cielo: ella provenía de la Luna, su hogar, de la cual era princesa y a la cual estaba destinada a volver en poco tiempo. Angustiados, los padres se lo comunicaron al emperador, el cual envió guardias para intentar evitar que la mujer fuera devuelta a la Luna.
Pese a las medidas de seguridad, una noche de luna llena una nube descendió desde la Luna con intención de llevársela. Antes de partir de nuevo a su hogar natal, sin embargo, Kaguya-hime se despidió de sus padres y dejó atrás una carta de amor para el emperador, junto con una botella en la que le dejaba al segundo el elixir de la vida eterna. La carta y la botella le fueron entregados al emperador, quien decidió llevarlos a la montaña más alta y crear una hoguera. Allí, una vez salió la Luna, el emperador arrojó la carta y el elixir al fuego, generando un humo que ascendería hacia el lugar donde había partido su amada. Ese monte es el monte Fuji-yama, y aún hoy en día podemos ver en su cima el humo procedente de la hoguera del emperador.
NOCHE CITADINA
El calendario corrige recuerdos,
cuando las fechas hablan
y los días pasan.
Cuando las fechas pasan
y los días hablan.
Pensaba que fue ayer.
Entonces quise ver el cielo pintado
pero, encontré el lienzo sin brillos
y el frío abrazo de la noche
junto al vapor del respiro.
Era un aire gris y citadino,
la brisa pura y melancólica.
Enviado por dreja
KETCHUP
¿Qué hace una persona con un sobre de ketchup en la oreja?
Escuchando salsa.
„Cuando el amor echa raíces los atardeceres se iluminan como los amaneceres del verano“
Mily bb
QUINTO PISO (FRAGMENTO)
Tanto cielo, tanta luz
¿quién me observa desde allí?
tantos ríos, tanta sed
tanta prisa por llegar.
Ricardo Arjona
NOCHE CITADINA
El calendario corrige recuerdos,
cuando las fechas hablan
y los días pasan.
Cuando las fechas pasan
y los días hablan.
Pensaba que fue ayer.
Entonces quise ver el cielo pintado
pero, encontré el lienzo sin brillos
y el frío abrazo de la noche
junto al vapor del respiro.
Era un aire gris y citadino,
la brisa pura y melancólica.
Enviado por dreja
KETCHUP
¿Qué hace una persona con un sobre de ketchup en la oreja?
Escuchando salsa.
„Cuando el amor echa raíces los atardeceres se iluminan como los amaneceres del verano“
Mily bb
QUINTO PISO (FRAGMENTO)
Tanto cielo, tanta luz
¿quién me observa desde allí?
tantos ríos, tanta sed
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Ricardo Arjona