Perfil Público de moal
Jerónimo Álvarez de Eulate
Un poco sobre moal
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MI TRACTOR
Obedece, acompaña, sufre y calla,
Ayuda, trabaja, se esfuerza decidido,
Ara, arrastra. Alumbra y nunca falla
A la hora de iniciar su recorrido.
Si lo miro, se aquieta cohibido,
Si lo enciendo, su pecho bronco estalla,
Si le piso, ardiente se encanalla,
Si lo paro, se duerme sometido.
Nada le ha hecho dejarme abandonado,
Ni el calor sofocante del estío,
Ni el terreno agreste y desolado,
Ni el invierno enlutado, duro y frío.
Contigo me he sentido confortado,
Orgulloso y feliz, amigo mío.
Moal.

Tus ojos de pacífica tristeza
denotan una infancia abandonada
una pubertad desorientada
y una adolescencia de crudeza.
Sopor y rebeldía en la corteza.
Amor y prudencia agazapada
peldaños ascendiendo acelerada
y bajando de nuevo a la pereza.
Mas hoy gana tu anhelo de belleza
de acariciar el barro con las manos
dando forma a gráciles humanos
buscando dialogar con esculturas
contagiándoles ternura con cariño
como hace una madre con su niño.

AMABILIDAD E IRA.
A dónde vas tan rápida, mujer.
Por qué no te detienes y respiras
Párate un poco, que alrededor de ti
Hay mucha gente que igual te necesita
Las flores que arrancaste y que adornaron
La blanca palidez de tus mejillas
Hoy yacen secándose humilladas
Al borde de caminos esparcidas
A dónde van tus pasos presurosos
A dónde, di, tan firmes se encaminan
¿No acabarán llevándote al olvido
Donde toda felicidad se vuelve ruina?
¡Para, mujer!, contempla el cielo y las estrellas
Detén tu marcha, desecha toda prisa
Reparte ese tesoro de ternura
Busca la mano que siempre te acaricia
Abrázate a su cuerpo tan cansado
Y roza sus húmedas mejillas
¿De qué te sirve, si no, la gran fortuna
Que vale para él tu poesía?

MIS VICIOS
A mi probar de todo no me mola,
la vida solazada de un retiro
me es mas atractiva y menos sola
de lo que muchos temen y yo admiro.
A encadenar placeres yo no aspiro,
Ni a mezclar la maría y la amapola
Ni el alcohol que rostros arrebola,
Aunque la vida pase en un suspiro.
Amo la soledad y la templanza,
El cielo, la montaña y la llanura
Amo también del bosque la espesura.
El cielo azul que lleno de esperanza
Contemplo cada noche con estrellas
Sereno y cada vez mas cerca de ellas
moal.

MAÑANA DE OTOÑO ENTRE AMIGOS.
Contemplo hechizado
las llamas del fuego.
Recibo el calor de su hambre voraz;
recuerdo el pasado
de ayer, un relato mordaz
de amigos sinceros, abiertos y francos.
Y empieza el chispeo.
Las gotas de brasas
sabrosos y breves repasos
de seres con manos de pasas
y un tanto grotescos,
con cuerpo de viejos y mentes de sabios
portando cansinos, lejanos fracasos
que un día tuvieron la miel en los labios.
Consumen los días como ramas secas,
brasas convertidas en palabras huecas
que desvanecen el rojizo grumo
en ceniza y humo
pero que aún calientan el cuerpo
y las manos
como los gitanos
que elevan quejíos junto a las hogueras
todos los veranos.
Y queman los años, las viejas maderas
que arden aún, calentando,
y templando el cuerpo
y el corazón yerto
de huidas quimeras,
como ahora las brasas calientan mis manos,
la soledad de algunos, la depresión de ancianos.
Esperando que el sol ilumine el amanecer diario
de los que vegetan viviendo los mimos de un niño,
buscando inocencia, clamando cariño
en un asiento de estado grotesco, equilibrio precario
de llama y de humo, de brasa y ceniza,
de llanto y de risa.
moal.

AMANECE EN LA CIUDAD COSTERA
La luna se ha escondido tras el monte
del sol que va alumbrando el horizonte
El mar rizado en calma, con su brisa
subraya suavemente tu sonrisa
mientras observas cauta la mañana
y cierras suavemente la ventana.
Al salir a la calle tan temprano
trazarás la cruz sobre tu pecho
llevarás los dedos de tu mano
desde el hombro izquierdo hasta el derecho
y quedarás a Dios agradecida
por la nueva y radiante amanecida.
Vete despacio, disfruta del ambiente
Observando contrastes y colores
Percibiendo el aroma de las flores
Y saludando amable y sonriente
sin tropezar tus pies en piedra alguna
dejando atrás estrellas, cielo y luna.
Y en la iglesia, de ambiente franciscano
severa y seria, altar resplandeciente,
al entrar moja tus dedos en la pila
de agua bendita, y dulcemente
santíguate, y el rezo cotidiano
eleva tu oración honda y tranquila
“al varón que tiene corazón de lis
alma de querube, lengua celestial,
al mínimo y dulce Francisco de Asís”
pídele que limpie todo nuestro mal.
A aquel para el que todo era hermano,
y al fiero lobo le tendió la mano.
AGUARDABA
Aguardaba el indicio, el paisaje
invisible de un giro de argumento
que me hiciera perder el aislamiento
en las manos suicidas del lenguaje.
Aguardaba un despliegue, un ultraje,
una fórmula o signo de alzamiento,
alba atroz con su efímero instrumento
de legítima luz en su plumaje.
Aguardaba en un párrafo de vida
una esquela insurrecta que se riera
del payaso que llevo aquí conmigo.
Aguardaba el delirio de una huida,
sublevado adelante que se esmera
en llegar hasta ti pero contigo.
Enviado por danteverne
EN LA OFICINA
- Sí, González, ya sé que el sueldo no le alcanza para casarse..., pero créame, algún día me lo agradecerá...
si tus problemas no tienen solucion ps ya no le des más vuelta otros vendran.
Manuel Martínez
Mario Benedetti
AGUARDABA
Aguardaba el indicio, el paisaje
invisible de un giro de argumento
que me hiciera perder el aislamiento
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una fórmula o signo de alzamiento,
alba atroz con su efímero instrumento
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Aguardaba en un párrafo de vida
una esquela insurrecta que se riera
del payaso que llevo aquí conmigo.
Aguardaba el delirio de una huida,
sublevado adelante que se esmera
en llegar hasta ti pero contigo.
Enviado por danteverne
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Manuel Martínez
Mario Benedetti