Perfil Público de moal
Jerónimo Álvarez de Eulate
Un poco sobre moal
Estadísticas
¿Cómo conseguir puntos?
Puedes obtener puntos y subir en nuestro ranking en función de estos criterios:
- 15 puntos por cuento subido
- 10 puntos por poema subido
- 8 puntos por chiste subido
- 5 puntos por frase subida
- 1 punto por cada seguidor
- 0.02 puntos por voto positivo recibido
- -0.02 puntos por voto negativo recibido
- 15 puntos por cuento subido
- 10 puntos por poema subido
- 8 puntos por chiste subido
- 5 puntos por frase subida
- 1 punto por cada seguidor
- 0.02 puntos por voto positivo recibido
- -0.02 puntos por voto negativo recibido
Puntos
Día 127.46
Puntos
Semana 127.46
Puntos
Mes 127.46
Puntos
Año 2
Seguidores
0
Seguidos
Por favor: quiero que borren ustedes todos mis poemas.
Ya llueve, Juan, el cielo se ha cubierto,
triste es su manto gris, triste y lloroso,
había amanecido un día hermoso
y ha tornado ahora a un rumbo incierto.
Ya escampará, Juan, ya, porque el Experto,
siempre ha parado, dice quejumbroso,
cuando llueve, y ahora, boquiabierto,
te promete un tiempo primoroso.
Que tengas, Juan, la llama de la vida,
salud, paz, alegría, brío, aliento
que nunca te falte, ni un momento,
para cada gran desdicha una salida,
ni una puerta que se abra cuando llamas
ni el abrazo esperado de quien amas
EL CAOS.
En la nube protectora me voy yendo
hacia sitios mas nuevos de este mundo,
me sumerjo en el negro más profundo,
sin figura, sin cuerpo, sin atuendo.
Poco a poco. Voy despacio, sin perderme en los detalles del espacio,
observando espantado los fuegos destructores, las lejanas candilejas, los oscuros vacíos, las temibles fosas, interminables huecos, sin final y sin contenido de vida.
Miro, busco, tiento, soplo, grito, nadie me contesta.
Camino, voy de pie, ora sentado, ora salto, ora volteo cual campana, ora giro la cabeza, no hay ventana, ora escupo, ora palpo, ora pateo, ora tiento, manoseo, ora vuelvo, ora subo en elíptico progreso, ora bajo, ora avanzo en mar sin agua, sin apoyo, sin olas, sin espuma, sin arena y sin tropiezos.
No tengo apoyo bajo los pies ni techo sobre la cabeza, no me hundo ni floto, solo avanzo. No hay nadie tras de mí, ni un objeto, ni un apoyo, ni una voz, ni un susurro, ni un leve roce, un suave viento.
¿A dónde voy? ¿De dónde vengo?, ¿Quién me espera? ¿A quién espero? Incorpóreo. Insepulto; no encuentro ni mi boca ni mis manos, no soy mas que un vago pensamiento que se extingue sin remedio. Voy al fuego que no brilla. A lo eterno. Voy al caos.
RECUERDO AGRADECIDO.
Tu trato atento y tierno
que en mi memoria está,
aun cuando pase el tiempo,
en ella quedará.
Te seguiré queriendo
incluso mucho más.
Aquellos días tristes
de lluvia y tempestad
impregnan aún mi alma
de eterna sequedad.
Ya vives otra vida
de plena libertad.
Lo otro ya no importa,
ya sé que viva estás.
Aquella tu ternura,
aquella tu bondad
aunque mi vida fuera
dolor y oscuridad.
Tal vez tu te aburrieras
Al verme ensimismado
Y recobrar quisieras
Tu vieja libertad.
Tal vez por eso huiste
Y a mi tedioso lado,
Oscuro gris y triste
Ya nunca volverás.
Adiós mi vieja amiga
que seas muy feliz,
que el cielo te bendiga
y que tu alma consiga
lo que yo no te dí.
moal
MI TRACTOR
Obedece, acompaña, sufre y calla,
Ayuda, trabaja, se esfuerza decidido,
Ara, arrastra. Alumbra y nunca falla
A la hora de iniciar su recorrido.
Si lo miro, se aquieta cohibido,
Si lo enciendo, su pecho bronco estalla,
Si le piso, ardiente se encanalla,
Si lo paro, se duerme sometido.
Nada le ha hecho dejarme abandonado,
Ni el calor sofocante del estío,
Ni el terreno agreste y desolado,
Ni el invierno enlutado, duro y frío.
Contigo me he sentido confortado,
Orgulloso y feliz, amigo mío.
Moal.
Tus ojos de pacífica tristeza
denotan una infancia abandonada
una pubertad desorientada
y una adolescencia de crudeza.
Sopor y rebeldía en la corteza.
Amor y prudencia agazapada
peldaños ascendiendo acelerada
y bajando de nuevo a la pereza.
Mas hoy gana tu anhelo de belleza
de acariciar el barro con las manos
dando forma a gráciles humanos
buscando dialogar con esculturas
contagiándoles ternura con cariño
como hace una madre con su niño.
EL ANCHIMALYÉN
EL ALCHIMALYEN
“Voy a contar esta historia
ahora que vaciamos el plato
sobre el Santos Carcamán
el hermano del Carcato.
Entre historias e historias
del Santos Carcamán se decía
que, dentro de su propia casa
al Alchimayén escondía.
Era el Alchimalyén
casi un espíritu humano
construido sobre la vida
de algún hijo o un hermano.
Cuando era pequeña guagüita
en un cántaro se encerraba
y allí pasaba su vida
con sangre se le alimentaba.
Y, de la sangre, él obtenía
el alimento que necesitaba
con todo lo nutritivo
que esa sangre acarreaba.
Iba adoptando la forma
del envase que lo contenía
y no podía liberarse
por más empeño que hacía.
Un principal de la familia
tomaba esa decisión
y así condenaba a un cristiano
a vivir en menuda prisión.
Y nada de eso que se hacía
que fuera por pura maldad
pues, tener un alchimalyén
traía riqueza y prosperidad.
Respecto del Santos Carcamán,
su padre se lo había heredado.
Para cuando comienza esta historia
se le había sublevado.
Amenazaba con atacarlo
pasaba los días llorando
cada día pedía más sangre
y ya no estaba quedando.
Ya se estaba haciendo imposible
guardado en secreto mantenerlo
era sólo cuestión de tiempo
para que alguien pudiera verlo.
Y la tradición decía
que eso no podía ocurrir
pues, si alguien lo descubría,
el dueño debía morir”.
Esta historia contó mi padre
a la orilla del fogón
recién que habíamos almorzado
lo recuerdo con precisión.
Quien pasara frente a su casa
fueran desconocidos o amigos
una luz estaba siempre encendida
de eso todos somos testigos.
Su dormitorio frente a camino
con la luz siempre encendida
con una ventana abierta
el hombre cuidaba su vida.
Bertoldo Herrera Gitterman
Nueva Imperial 2023
Enviado por beache
KETCHUP
¿Qué hace una persona con un sobre de ketchup en la oreja?
Escuchando salsa.
Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo.
Sófocles
QUINTO PISO (FRAGMENTO)
Tanto cielo, tanta luz
¿quién me observa desde allí?
tantos ríos, tanta sed
tanta prisa por llegar.
Ricardo Arjona
EL ANCHIMALYÉN
EL ALCHIMALYEN
“Voy a contar esta historia
ahora que vaciamos el plato
sobre el Santos Carcamán
el hermano del Carcato.
Entre historias e historias
del Santos Carcamán se decía
que, dentro de su propia casa
al Alchimayén escondía.
Era el Alchimalyén
casi un espíritu humano
construido sobre la vida
de algún hijo o un hermano.
Cuando era pequeña guagüita
en un cántaro se encerraba
y allí pasaba su vida
con sangre se le alimentaba.
Y, de la sangre, él obtenía
el alimento que necesitaba
con todo lo nutritivo
que esa sangre acarreaba.
Iba adoptando la forma
del envase que lo contenía
y no podía liberarse
por más empeño que hacía.
Un principal de la familia
tomaba esa decisión
y así condenaba a un cristiano
a vivir en menuda prisión.
Y nada de eso que se hacía
que fuera por pura maldad
pues, tener un alchimalyén
traía riqueza y prosperidad.
Respecto del Santos Carcamán,
su padre se lo había heredado.
Para cuando comienza esta historia
se le había sublevado.
Amenazaba con atacarlo
pasaba los días llorando
cada día pedía más sangre
y ya no estaba quedando.
Ya se estaba haciendo imposible
guardado en secreto mantenerlo
era sólo cuestión de tiempo
para que alguien pudiera verlo.
Y la tradición decía
que eso no podía ocurrir
pues, si alguien lo descubría,
el dueño debía morir”.
Esta historia contó mi padre
a la orilla del fogón
recién que habíamos almorzado
lo recuerdo con precisión.
Quien pasara frente a su casa
fueran desconocidos o amigos
una luz estaba siempre encendida
de eso todos somos testigos.
Su dormitorio frente a camino
con la luz siempre encendida
con una ventana abierta
el hombre cuidaba su vida.
Bertoldo Herrera Gitterman
Nueva Imperial 2023
Enviado por beache
KETCHUP
¿Qué hace una persona con un sobre de ketchup en la oreja?
Escuchando salsa.
Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo.
Sófocles
QUINTO PISO (FRAGMENTO)
Tanto cielo, tanta luz
¿quién me observa desde allí?
tantos ríos, tanta sed
tanta prisa por llegar.
Ricardo Arjona