Perfil Público de piojodelrojo
Victor Peralta
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Día 1.84
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Semana 1.84
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Mes 121.26
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Año 7
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1
Seguido

Aún porfía en mi memoria los detalles de aquel momento,
y mis pupilas siguen ardiendo con el calor de aquel verano
Ahí estabas,
aguardando en el rincón del bar,
ahí, en la parte más remota del tumulto
de las almas que descienden a vivir sin escala.
Ahí estabas,
con tus cabellos fugitivos,
abrumados de tanta perfección,
y con tu voz dormida en el umbral
de unos labios poderosos
que guardaban en su carne
mi condena infinita.
Ahí estabas, amor, ahí
con los ojitos perdidos,
diseminando el temor en un creerte inocente
y preguntando a la gente si el sentir
se ha prohibido.
¿Y yo, dónde estaba?
Ese día no existía,
pero te vi, vida mía, te vi,
y mi renacer fue todo caos
y el sol parió el amanecer en mis mejillas,
y el atardecer murió en tus brazos,
…mi eterna romería;
Y hoy que todo es efervescencia vida mía,
¿dónde estamos?
Yo,
viviendo todavía en la memoria de aquel día,
¿y vos?,
vos, sumergida en el tumulto
ese que te acercó una vez...
pero que hoy te arrebatan de mi. -

El mar me anticipa, y en unos metros ya había besado sus pies, sus muslos, tambien habia rodeado sus caderas con fuerza, y con algo de debilidad seguía besando el resto de su bronceado cuerpo semidesnudo…
Entre toda esa corriente natural, que seguía conquistando el terreno de su cuerpo en forma ascendente, poco a poco y con la ayuda del descuido de las olas, logré anclarme a centímetros de su mirada, aguachenta, nublada…
fueron 5 segundos los que necesité para recobrar el aire que la corriente me había quitado, 5 segundos para que mis manos reaccionaran y rozaran sus brazos, ya cenizas, pero todavía abrasadores, fueron otros tantos segundos más para que pudiera sentir sus manos sobre mis hombros. El peso de nuestra respiración pareciera haber alisado el mar… y el tiempo, la temperatura y el aire se detuvieron. Los segundos ya no contaban, toda el agua en su cuerpo olvidó su curso y quedó imantada a su piel, adoptándola como su nuevo mar. Mis manos ya estaban sumergidas en su cintura, sus pechos marcaban como un hierro candente mi piel… ya nada podía detenernos, me incliné suavemente con los ojos abiertos y apunté mis labios al centro de los suyos, no hubo acierto, el beso comenzó casi al limite con su mejilla izquierda, pero rápidamente corregí o corregimos al unísono la dirección de nuestras bocas. Sentí una suave presión de la totalidad de sus labios sobre los míos, ella con los ojos cerrados se dejó llevar, brevemente intento dibujar, rozando con más destreza que ligereza, las fronteras de sus besos, jugando con las gotas de agua que todavía quedaban estancadas en su pronunciado labio superior... pero no aguanto... no soporto más el frío lejos de la profundidad de su boca y me vuelco con tal fuerza que las gotas de agua que aún quedaban en nuestros rostros se esparcen a varios metros, fue una explosión de ansiedad, y no tardo mucho en darme cuenta que me está devolviendo el beso con las mismas ansias. La falta de aire hace que nos separemos, ella se siente tan débil después, que se apoya en mi pecho para no hundirse en el océano.
- Todavía seguís con esa loca idea de irte? - Le susurro, mientras dejo caer su cabeza en mi hombro -. No es justo.
- La vida no es justa... - sentenció -
Victor Peralta

Encontrar tus dedos entre mis manos
lanzarnos a la lluvia
casi desnudos, sin escudos
las caricias y el agua
todo es refrescante.
Nos observan, reímos,
somos jóvenes, nos queremos..
amamos la lluvia y todo lo que borra.
la simpleza de las gotas,
su evaporación en nuestros hombros.
seguimos riendo...
Somos nuevos otra vez.

No quiero ser el mismo que era antes...
porque ya lo fui.
V.P.

Te escucho en un ratito me dijo, con voz animada, y esas palabras fueron mi ultimo aliento.
Victor Peralta

Un abrigo de guitarra
acudiendo a la ausencia del sol
en un desorden matinal
cercano al recuerdo de su fervor
el ventanal empañado,
un jardín sin escudos
colmado de gorriones desafinados.
La densa nube, el aire húmedo
la ineludible lluvia...
La bocina de un auto, el apuro de sus pasos
un beso tibio a la pasada.
Un adiós apagado, una silueta sin nombre
La lluvia desatada...
Un mensaje nuevo, un contacto más.
de un corazón sin contactos...
Victor Peralta
EL SUSURRO DE LA VIDA
¿Prefieres morir o hablar,
o entregar tu voz al viento?
Silencio que quema el alma,
miedo que ahoga el aliento.
Algunos dieron su vida
por poder en paz murmurar,
pero hoy hay otros
que parten su pan sin dudar.
La sombra se te acerca,
el tiempo no espera,
¿que vale más: vida o palabra,
o darle voz a quien no espera?
¿O prefieres ver tu eco arder
como estallidos de cañón,
iluminar la oscuridad
con el fuego de tu voz?
Si callas, la muerte será tu alfombra,
si hablas, quizá el mundo te escuche...
pero el eco de tu grito
en la eternidad cruje.
Elige, no hay vuelta atrás,
lento, seguro, sin piedad:
tu vida ya es el abismo
que grita, ¿verdad o brutalidad?
¿Prefieres morir o hablar?
o quizá....
solo respirar
hasta que el aire
te obligue a contestar.
Enviado por aitanaahd
AMIGO ESPABILADO
Un amigo le dice al otro:
- Oye, que te llamo por la cortadora de césped...
Y le dice el otro:
- ¡¡¡Pues se te escucha perfectamente!!!.
Me quedé atrapado en las pupilas de tus ojos cansados y envejecidos en el tiempo.
gbl
Derechos Reservados de Autor
Germán A Barrios Leal
TÚNEL
Mensajes, mensajes, mensajes
continuos de bienvenida o despedida,
medida de silencio diario,
tan pequeños, tan gigantes.
Francisco Gálvez
EL SUSURRO DE LA VIDA
¿Prefieres morir o hablar,
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miedo que ahoga el aliento.
Algunos dieron su vida
por poder en paz murmurar,
pero hoy hay otros
que parten su pan sin dudar.
La sombra se te acerca,
el tiempo no espera,
¿que vale más: vida o palabra,
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¿O prefieres ver tu eco arder
como estallidos de cañón,
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Si callas, la muerte será tu alfombra,
si hablas, quizá el mundo te escuche...
pero el eco de tu grito
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Elige, no hay vuelta atrás,
lento, seguro, sin piedad:
tu vida ya es el abismo
que grita, ¿verdad o brutalidad?
¿Prefieres morir o hablar?
o quizá....
solo respirar
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Enviado por aitanaahd
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Un amigo le dice al otro:
- Oye, que te llamo por la cortadora de césped...
Y le dice el otro:
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Me quedé atrapado en las pupilas de tus ojos cansados y envejecidos en el tiempo.
gbl
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Germán A Barrios Leal
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Francisco Gálvez